Participo en la Marxa Rupit-Taradell por cuarta vez, de manera alternativa. Es casualidad que en dos de ellas hacía un tiempo espléndido y en la otra llovía, así que en la de este año tocaba lluvia. Y así fue, durante los días anteriores cayó mucha agua, sobretodo la noche anterior.
Aún así, unos 900 entusiastas marchadores y algunos corredores, nos citamos en Taradell, a partir de las 5'30 h., para coger los autobuses que nos llevarían a Rupit, punto de partida de la Marxa.
Nada más salir, a la altura del famoso puente colgante de Rupit y tras dejar atrás las últimas casas, nos adentramos en el bosque por un corriol (camino muy estrecho), que ascendía durante un kilómetro y que estaba literalmente inundado de agua y barro, así que nos calamos y enfangamos los pies hasta más arriba de los tobillos.
Pasado un tiempo, ya de día y de momento sin lluvia, llegamos a una zona mucho más cómoda y empezamos una larga y agradable bajada que nos lleva a Tavertet, pequeño y precioso pueblo de media montaña, donde tenemos el primer avituallamiento.
Un pequeño descanso y comenzamos una bajada muy acentuada y ciertamente peligrosa, entre piedras mojadas y pasos estrechos, hasta llegar al pantano de Sau, este año casi lleno de agua, hacía tiempo que no alcanzaba este nivel.
Bordeamos el embalse, ahora por asfalto, y aprovechamos para acelerar el ritmo, intentamos recuperar el tiempo "perdido".
Otro avituallamiento y llegamos al punto que todos tenemos en mente, la famosa escalera de 476 escalones, que acaba en un mirador desde donde se divisa casi todo el pantano y se pueden admirar los magníficos paisajes de montañas y bosques.
Seguimos subiendo durante un rato más por un camino mitad asfalto, mitad tierra, e iniciamos la bajada hasta el pueblo de Vilanova de Sau, otra parada más para reponer fuerzas. A todo esto ya había empezado a llover, a ratos paraba, situación incómoda porque has de detenerte para ponerte o quitarte el chubasquero. Ya llevamos unos 21 kms. recorridos, algo menos de la mitad.
A partir de aquí, nos espera una larga subida, con algunos toboganes, alternando caminos en buen estado con corriols en los que había que esforzarse a la hora de subir y andar con sumo cuidado para no resbalar en las bajadas.
Una vez arriba, iniciamos una larga bajada hasta llegar a Sant Julià de Vilatorta, momento muy deseado porque es el avituallamiento para la comida del mediodía: butifarra o jamón dulce, agua, coca-cola, zumos y vino de la tierra. Si querías, también había café y carajillo, un almuerzo completo.
Para rebajar las calorías consumidas, iniciamos el último tramo en subida, cómo no. Comienza otra vez a llover, ahora con más intensidad, otro obstáculo más, añadido al cansancio que ya llevábamos.
Se divisa a lo lejos Taradell, pero aún quedan unos dos kilómetros, que se hacen interminables, parece que se aleje el pueblo, y, al fin, llegamos a la ansiada meta.
Una camiseta de regalo y el último avituallamiento, muy completo.
Hasta la próxima edición, esperemos que no tan lluviosa.
Saludos.
Antonio R.
dimecres, 21 de novembre del 2018
dissabte, 10 de novembre del 2018
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