A las ocho de la mañana, me deja Francis en Higueruela, punto de partida para iniciar la última etapa del tramo del Camino de Levante, que nos habíamos fijado cubrir en siete días y que, al final, se redujo a seis.
La temperatura, algo fresca y agradable y un trazado totalmente llano, me invita a caminar a buen ritmo. Sólo hago una pequeña parada para descansar, coincidiendo con una pareja francesa que estaba a la sombra de un montón de paja. En todo el Camino de Levante, sólo he coincidido con el alemán Günther, el primer día y ahora con los franceses, lo que indica la poca aceptación que tienen la mayoría de los Caminos, justificado en parte por la insuficiente infraestuctura de la que disponen.
Ya es mediodía y comienza a calentar el sol, así que el último tramo hasta la meta, ya con el Castillo a la vista y en ligero ascenso, se me hace largo hasta que llego a Chinchilla, donde me espera Francis para celebrar, con la clásica cerveza, el final de la etapa y del tramo del Camino que nos habíamos planteado hacerlo juntos y que una inoportuna lesión de Francis, nos impidió acabarlo cogidos de la mano.
Por cierto, Francis se recuperó a los pocos días y ya estamos pensando en la próxima "aventura", que emprenderemos, si es posible, el próximo año.
Saludos y Buen Camino.
Antonio R.