Repetimos la marxa de Sant Fruitós, el año pasado la hicimos y nos gustó. Había tres distancias a recorrer, esta vez optamos por la más corta, 16 kms., nuestro estado de forma no es todo lo bueno que quisiéramos y además nos acompañan Ana y Josep que, les gusta caminar, pero no lo hacen con asiduidad.
Poco después de las 8 de la mañana, con frío intenso propio de la época del año, empezamos el recorrido pensando que sería el del año pasado, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que había variado, era más difícil, con algunas subidas importantes.
Durante parte de la caminada y desde la distancia, nos acompañó la montaña mágica de Montserrat, haciendo que nuestros ojos se recreasen con su belleza. También caminamos unos quilómetros al lado del río Llobregat.
Hubo un primer control a los 5 kms. y avituallamiento de caldo y pastas. Vino muy bien para reponer fuerzas, lo malo fue que tuvimos que hacer cola un buen rato, debido a la aglomeración de los muchos participantes. Creo que se debería mejorar en este aspecto, entiendo que es difícil atender a tanta gente, pero probablemente se podría evitar tanto tiempo de espera.
A partir de aquí viene una zona de subida y un tramo muy bonito, un paso estrecho entre árboles, con vistas preciosas a la derecha. El ritmo bajó ahora, debido a la dificultad del terreno y a que era imposible adelantar, por lo que hubo algunas retenciones.
Después de unos 11 kms. caminando, llegamos al emblemático monasterio de Sant Benet, donde estaba situado el segundo control y el esperado almuerzo, con la clásica butifarra, vino, refrescos y café o carajillo.
A estas alturas del día, el sol ya lucía su esplendor y, tras el copioso avituallamiento, daban ganas de tumbarse en la hierba y hacer una siesta, como alguien sugirió, pero había que seguir caminando.
Los últimos cinco quilómetros, para los que hacíamos la distancia corta, fueron un agradable paseo y, en poco más de una hora, llegamos al final del recorrido, donde fuimos obsequiados también con una camiseta.
Saludos.
Antonio R.
