dilluns, 5 d’octubre del 2015

Camino de Santiago Aragonés. Sangüesa - Monreal ( 28 kms.) 06-09-2015





     A la salida de Sangüesa, tengo otra vez problemas con la señalización. Sabía que había dos rutas, una   que pasaba por Lumbier y otra por Rocaforte, ambas confluyen en Izco, a unos veinte kilómetros.
    Me decidí por la segunda pero, en un cruce de caminos me confundí y cogí una senda amplia, que no estaba señalizada. Seguí durante una media hora, hasta que me encontré con dos mujeres que volvían caminando a Sangüesa. Les pregunté si había posibilidad de enlazar más adelante con el Camino y me dijeron que no, que tenía que retroceder al punto de partida, así que estuve caminando una hora sin avanzar nada.





     Paso por Rocaforte con la intención de desayunar, pero no había bar. Así que continúo en dirección a Izco, próximo pueblo, a una distancia de dieciséis kilómetros. Como ya tenía apetito, paro a mitad de camino y como unos frutos secos, que siempre llevo en la mochila por si hay una "emergencia".





     Reanudo la marcha y, al cabo de un buen rato, me doy cuenta que no llevo las gafas. Otra vez vuelta atrás para recuperarlas, me las había dejado olvidadas en el sitio que había parado. Otros tres kilómetros que tuve que hacer de más, por mi mala cabeza.





     Aquí no se acabaron los despistes, hoy no ha sido mi día. El Camino sigue subiendo por una amplia pista forestal y en algún punto habría un desvío, pero yo no lo vi y seguí caminando, perdido, hasta arriba del todo. Pensé en volver, pero opté por dejarme caer por la otra ladera de la montaña y, cuando ya estaba casi abajo, se produce el "milagro", aparece una flecha amarilla, ya estoy otra vez en el camino correcto.





     Tras más de seis horas, lo previsto eran unas cuatro, llego a Izco. Paro a comer, esta vez con más ganas que nunca. Tras reponer fuerzas, reanudo la marcha en dirección a Monreal, precioso pueblo situado, cómo no, en alto, final de la accidentada etapa de hoy. Lo que en principio iban a ser veintiocho kilómetros, se convirtieron en unos treinta y cinco.
     Sabido es que soy muy despistado, pero debo decir, en mi descargo, que el Camino Aragonés no es de los mejor señalizados de los muchos que he hecho hasta ahora.





    Por la tarde, una vez duchado y descansado, salimos a dar una vuelta por el pueblo y a cenar. Antes de ir a dormir, pasamos por el bar y ¡sorpresa!, me encuentro con Pepe, Joano y Carola. Otra vez volvimos a coincidir y estuvimos un buen rato charlando y tomando café y una copa de pacharán, licor típico de Navarra.

    Saludos y Buen Camino.
    Antonio R.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada