divendres, 8 d’agost del 2014

Excursión por la provincia de Cádiz, 2014

         Cádiz y su provincia era una de las zonas de España que nos quedaban por visitar. Aprovechando que estábamos en mi pueblo, no muy lejos, unos 300 kms., decidimos darnos una vuelta por algunos de los pueblos llamados blancos y por la capital, Cádiz.
         Al principio del viaje, ya en la provincia de  Málaga, tuvimos un inesperado contratiempo. Me había excedido de la velocidad permitida en un tramo de carretera y nos detectó el "coche trampa". Es la primera vez que me sancionan por este motivo y me sentí molesto en principio. Una vez reconocida la culpa ante el agente de circulación que nos paró, continuamos el viaje y enseguida recuperamos el buen humor y nos repetimos que esta pequeña incidencia no nos desviaría de nuestro objetivo, que era disfrutar al máximo de nuestra excursión.





          Aunque no teníamos un plan de ruta preconcebido, Olvera no contaba en nuestros pensamientos, pero, cuando pasamos a su lado, la impresionante vista del pueblo desde la carretera, nos hizo cambiar de opinión y nos detuvimos para visitar tan bello lugar.





          Seguimos hasta Arcos de la Frontera, a donde teníamos reservado hotel. Después de un pequeño descanso, salimos a visitar el pueblo y cenamos en el Casco Antiguo y, no muy tarde, nos fuímos a dormir.





          Por la mañana temprano, partimos hacia Cádiz capital. Un largo paseo por la calle principal, visita al barrio antiguo y regreso por el paseo marítimo. En una de las terrazas, mirando al mar, tomamos unos aperitivos típicos de la casa, uno de ellos era la tortilla de camarones.





          Al mediodía partimos hacia otro lugar, teníamos dudas sobre qué pueblo visitar y nos decidimos por Medina Sidonia. Llegamos justo cuando más calor hacía, pero esta circunstancia no nos iba a detener. Subimos hasta la parte alta , siempre buscando las aceras donde daba la sombra.


          Pasadas las tres de la tarde, comenzamos el viaje de vuelta, eso sí, paramos a comer en un restaurante cualquiera, a pie de carretera,  y acertamos, comimos muy bien y a un módico precio.
          A las ocho de la tarde ya estábamos en Montillana, cansados pero muy contentos, han sido dos días muy intensos y los hemos disfrutado a tope.
          Saludos.
          Antonio R.
          
        

1 comentari:

  1. Pues sí Antonio, merece la pena perderse por esos callejones...yo ya los conocía. Pero es mejor hacerlo sin sol....jajaj
    Un beso hermano. Paqui.

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