Hoy volvemos a caminar juntos, Feli ya está recuperada. Desayunamos antes de salir, hoy, como ocurre normalmente en el Camino Primitivo, no encontraremos apenas pueblos con servicios de bar, sólo pequeñas aldeas.
Para empezar, nos enfrentamos a la etapa probablemente más dura del Primitivo. Ya, desde Pola de Allande, comienza una larga, muy larga subida de unos siete kms., hasta El Palo, que está a unos 1.000 m. de altura.
El ascenso al puerto fue muy duro, más de una vez tuvimos que parar para respirar y recuperar fuerzas. También aprovechábamos para sacar fotos, la incomparable belleza del lugar nos invitaba a hacerlo.
El primer tramo del descenso fue aún más difícil, era un sendero con muchas piedras y no nos podíamos relajar, había serio peligro de podernos resbalar y caer a tierra. Después de un buen rato salvando las piedras, se suaviza el camino y llegamos a Montefurado, un pueblo abandonado y de una belleza extraordinaria.
Seguimos descendiendo, ahora más rápido, porque el recorrido se ha suavizado mucho y llegamos a Lago, donde paramos a descansar y a tomar la merecida cerveza y algo de aperitivo.
Tras un buen rato de relax, reanudamos la marcha, nuevamente en subida pero ya más suave, con algunos ligeros toboganes, cruzando zonas de bosque muy agradables y, en poco más de una hora, llegamos a Berducedo, final de la dura, pero bonita etapa de hoy.
Saludos y Buen Camino.
Antonio R.
Antonio...en esta etapa teníais por compañeros a más vacas que peregrinos...
ResponEliminaPero llevas razón, que maravilla de paisajes...cada etapa es más bonita que la anterior, todas esas montañas subisteis? ¡¡¡ Valientes!!!
Bon dia, Paqui.
ResponEliminaEstando en Asturias, es normal que haya muchas vacas, tienen el pasto garantizado......Los primeros días había pocos caminantes, el Primitivo es muy duro y no hay tantos valientes....Después, con la llegada de Semana Santa, ya coincidimos con alguno más.
Toda España es bonita, pero Asturias es quizá la provincia con el verde más bonito y eso que este año apenas ha llovido, nosotros, en 16 días, no movimos el chubasquero del fondo de la mochila.
Sí, un poco osados sí que fuimos, pero mereció la pena, cada etapa fue espectacular.
Mil petons.